Ante las imposiciones nada naturales del sistema de mercado regido por el capital, pocos nos preguntamos y asumimos la idea sobre debatir el por qué los salarios se manejan de la forma en que se hace. Es decir, en algunos países el salario mínimo alcanza para más que en otros. En esta discusión interviene claramente la ya conocida Ley de hierro de los salarios
Se cree que muy poco se puede hacer al respecto sobre los salarios, y en cierto modo se posee algo de razón, pero cuando un líder dígase presidente de la República llega pensando que “hay cosas que no se pueden hacer”, se debe simplemente a que arriba al supremo cargo ya adoctrinado por un sistema, limitándose a administrar y en nada a generar cambios generacionales. Es verdad también que hay diferencias sustanciales entre sueldo y salario, y que no son lo mismo (tanto como no son sinónimos empleado y trabajador). En este caso nos referimos al salario que se percibe por un día trabajado.
Cualquier incremento por encima del nivel de subsistencia en las necesidades mínimas provoca que las familias tengan un mayor número de hijos e incremento de población, por tanto un aumento de la competencia para tener un empleo y los salarios se reducirán nuevamente al mínimo.
A mayor oferta de mano de obra el salario tiende a abaratarse al grado de la subsistencia, y cuando la mano de obra se ve escaseada los salarios suben.
Un incremento a los salarios conllevaría, aquí sí, naturalmente a una mayor demanda de bienes y servicios, persiguiendo como fin un mejor nivel de vida. En otras palabras, a mayor ingreso mayor consumo (gasto).
En Colombia, al final de cada año, los representantes del gobierno, de los empresarios y de los trabajadores se sientan a discutir el incremento del salario mínimo. La idea de la discusión es que las tres partes lleguen a un acuerdo, teniendo en cuenta los impactos sociales, políticos y económicos que puede generar cualquier tipo de decisión.
Desde el punto de vista social, el salario mínimo toma gran importancia dado que puede afectar el nivel de pobreza y desigualdad en las economías, mediante incrementos en el desempleo o la informalidad. Desde la perspectiva económica, el salario mínimo puede servir como instrumento de política antiinflacionaria, ya que es considerado como pieza clave en el tema de costos de producción, gasto público y a su vez en las expectativas de inflación. Finalmente, el punto de vista político es uno de los más importantes a la hora de fijar el salario mínimo, ya que si no hay un consenso entre los tres jugadores, es el Gobierno quien toma la decisión, sin dejar a un lado sus fines políticos.
Es el bienestar social lo que se quiere buscar al establecer un salario mínimo, controlando el poder de los empresarios a la hora de hacer contrataciones para que se logren remuneraciones justas y evitando así el empleo informal. Sin embargo, son los intereses particulares de los tres jugadores los que impiden llegar a un consenso.
Qué ha pasado con el SML?
Según la Ley 278 de 1996, la Comisión debe fijar el salario mínimo legal teniendo en cuenta básicamente lo siguiente:
• Índice de Precios al Consumidor (IPC)
• La meta de inflación fijada por el Banco de la República para el año siguiente
• El incremento del PIB
• La contribución de los salarios al ingreso nacional
• La productividad de la economía
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